1. No definir el presupuesto real
Muchos compradores calculan únicamente el precio de la propiedad, pero olvidan los gastos adicionales: escribanía, sellados, impuestos, comisión inmobiliaria y posibles refacciones.
➡️ Cómo evitarlo: Hacé un presupuesto integral que contemple todos los costos y asegurate de tener un margen de respaldo para imprevistos.
2. No investigar la zona
La ubicación es clave. A veces el entusiasmo por una propiedad hace que se pasen por alto factores como seguridad, transporte, cercanía a escuelas, centros de salud o comercios.
➡️ Cómo evitarlo: Visitá el barrio en distintos horarios, hablá con vecinos y analizá el potencial de valorización a futuro.
3. No verificar la documentación legal
Un error gravísimo es no revisar si la propiedad tiene escritura, planos aprobados, libre deudas o si está apta para escriturar. Comprar sin chequear estos detalles puede traer juicios o trabas.
➡️ Cómo evitarlo: Siempre pedí y revisá la documentación antes de cerrar la operación, preferentemente con el acompañamiento de un profesional.
4. Tomar decisiones apurados
Muchas veces la ansiedad o la presión (“se vende rápido, decidí ya”) llevan a compras impulsivas. Después aparecen sorpresas: humedad, gastos de mantenimiento altos o problemas en la construcción.
➡️ Cómo evitarlo: No te dejes llevar por la urgencia. Evaluá al menos 2 o 3 opciones antes de definir y pedí asesoramiento técnico si es necesario.
5. No contar con asesoramiento profesional
Algunas personas creen que ahorrar la comisión inmobiliaria es un beneficio, pero en realidad pueden terminar perdiendo mucho más por errores en la negociación o por desconocer trámites.
➡️ Cómo evitarlo: Acudir a una inmobiliaria de confianza garantiza transparencia, respaldo legal y acompañamiento en todo el proceso.

